Descripción
Humor, emoción, tradición, amor y amistad están presentes en esta crónica simple y humilde de un fin de semana de febrero en un pueblo por donde transcurre el Camino de Santiago.
Es un homenaje a todas esas personas que siguen manteniendo una forma de vida que se está extinguiendo inexorablemente. Merecen un respeto y atención que se ha perdido con las nuevas prioridades.
El Camino representa unos valores de esfuerzo y superación que se han mantenido durante siglos y actualmente se ven amenazados por la mediocridad y la superficialidad que gobiernan el mundo actual.
Esta novela es un canto de esperanza.
Un pensamiento paliativo ante las consecuencias del cáncer de la despoblación que se extiende por amplias zonas del territorio. Un habitante por kilómetro cuadrado en muchas zonas rurales, como si fuera el desierto del Sahara o la estepa siberiana, es la principal consecuencia de esta enfermedad de los nuevos tiempos.
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